jueves, 16 de febrero de 2012

El Poder de Gestionar tus Emociones

Las emociones son un elemento crucial en nuestra vida, influyen en cada faceta de ésta, a pesar de que muchas veces no somos conscientes de ello. Una emoción es un sentimiento o percepción de los elementos de la realidad o la imaginación, la cual se expresa fisiológicamente, cognitivamente y/o conductualmente.

Para que estas emociones no intefieran negativamente en nuestra vida, en nuestras relaciones o incluso en los juegos de cocina, debemos saber gestionarlas y controlarlas de forma que se conviertan en una herramienta útil en nuestro día a día. Sobre todo esto hablamos hoy: la Inteligencia Emocional (IE).

¿Qué es la Inteligencia Emocional (IE)?
A pesar de la variedad de definiciones que existen, la Inteligencia Emocional (IE) se concibe como un conjunto de habilidades que permitirían reconocer las emociones y comprenderlas, utilizarlas para facilitar el pensamiento, así como saber manejarlas y regularlas. Todos en mayor o menor medida poseemos esta inteligencia, aunque como muchas otras habilidades, se aprende, por ello sería recomendable entrenar a las personas que no la tengan muy desarrollada. Saber utilizar la Inteligencia Emocional aumenta el bienestar personal, mejora las relaciones interpersonales y ayuda a resolver problemas.


Los autores Mayer y Salovey proponen el modelo de habilidad, el cual está formado por cuatro habilidades generales de complejidad creciente que componen la Inteligencia Emocional (IE):
  • Percepción y expresión de las emociones: es la capacidad para identificar nuestras emociones y las de los demás, así como expresar apropiadamente los sentimientos y poder diferenciar la sinceridad de la expresión emocional en los demás.
  • Asimilación emocional o facilitación emocional del pensamiento: consiste en utilizar las emociones para dirigir la atención a información relevante, usar la emoción para considerar nuevos puntos de vista y anticipar las reacciones ante distintas circunstancias.
  • Compresión emocional: engloba la capacidad de comprender las emociones y conocer las conexiones entre éstas y los pensamientos, tanto propios como ajenos.
  • Regulación emocional: este último componente es el más complejo. Se compone de la capacidad para estar abierto a los sentimientos, los buenos y los malos; considerar la utilidad de esa emoción para actuar en consecuencia (alejarse o acercarse); valorar la atención que uno presta a sus emociones; y regular tanto las emociones propias como las ajenas (aumentando las positivas y placentreras, y disminuyendo las negativas o desagradables) pero sin evitarlas o exagerar su importancia.
Por ello, recomendamos estar atentos a nuestras emociones y sentimientos, conocer como afectan a nuestro bienestar y a nuestras relaciones con los demás, y a intentar gestionarlas y regularlas de forma adecuada ya que no son juegos de mesa.

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1 comentarios:

williams - Como Perder la Barriga dijo...

Para ser feliz en la vida, se necesita sentir emociones buenas, de esperanza, de fe, y de amor.

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